viernes, 5 de agosto de 2011

“LA ÚLTIMA Y ME VOY”

¿Porqué beben los jóvenes?
¿Será por la publicidad…si lo fuere, todos beberíamos igual.
Será por herencia…si lo fuere, todos los hijos de alcohólicos serían alcohólicos.
Será por placer..la incapacidad de posponer la gratificación…
Será por dolor..la necesidad de anestesiar su percepción de la realidad…
Será por la necesidad de ahogar una pena…
La necesidad de aceptación?

La realidad habla por sí misma. El abuso de alcohol y drogas está íntimamente relacionado con las cuatro principales causas de morbi-mortalidad adolescente:
Accidentes, violencia, SIDA y causas peri-natales. Indirectamente, el alcohol predispone a la desinhibición pasional de la agresión, los celos, la paranoia, el sexo desprotegido y a la auto-denigración.
En la Encuesta Médica de Primer Ingreso, realizada en la Universidad Nacional Autónoma de México (1996-98) se identificó una relación causal entre: el no-uso del cinturón de seguridad, la velocidad al conducir, el no-uso del condón, y el abuso de alcohol con baja autoestima, común en todas estas pre-disponentes de autodestrucción.
Preocupa que la llamada generación X, parecería vivir la desesperanza del nihilismo de post-guerra, ausente de un proyecto de vida, buscando la satisfacción inmediata de un placer ego-centrista. Profundiza aún más esta enajenación, la era del consumismo que minimiza el valor de las cosas a la cuantificación monetaria.
Cabría reflexionar, ¿cómo fuimos nosotros? El alcoholismo y la drogadicción son, en el Occidente, un fenómeno generacional?

La Generación Silenciosa (nacida entre 1925 y 1945; actualmente mayores de 50 años), se caracterizó por casarse a temprana edad, disfrutar del uso masivo del crédito y haber pagado las consecuencias de una gran recesión económica; asumieron con creciente responsabilidad su individuación, como proceso paralelo a la independendización, producto de la autonomía política de los paises, los anticonceptivos y el voto de la mujer (fuerza laboral, sindicatos, productividad). También vivieron el mercadeo clandestino de la producción y venta prohibida de alcohol (boot-leggers) con la violencia asociada a la ilegitimidad. (Al Capone..). No se consideran viejos y tampoco se comportan como tal. La apertura del silencio a la comunicación conlleva una apertura a la expresión de emociones, disparada con el mercadeo abierto de alcohol que destapa la ilegitimidad. Asi, consideran, se ha destapado también, la caja de Pandora que se ha desbordado en toda la humanidad.

La Generación BOOM, nacida entre 1946 y 1964, son considerados la generación más opresora de la historia, (nazismo, dictadura,) con la consecuente contra-rebeldía caracterizada por los hippies y la música disco. Surge el ‘nihilismo existencial de post-guerra’ que evade la realidad con escape a estados alterados de conciencia, aumentando la difusión de drogas de uso común. Ahora son, de adultos, los directores de compañías donde sólo se les permite fumar en un área restringida. Son conocidos como ‘Baby Boomers’, por la gran explosión demográfica de niños, resultado de las muertes de adultos en la Segunda Guerra Mundial. El desarrollo de tecnología electrónica, diversifica los estilos de vida a una economía del mercadeo de la modernización. Son la generación del miedo y la culpa. Evaden el dolor, niegan el horror de la guerra, y reprimen la ira revirtiéndola como manipulación y agresión pasiva. Reaccionan como escapistas, buscadores de diversión, hambrientos de entretenimiento. Se caracterizan por ser hombres y mujeres con mucha más energía que la generación anterior, con el logro agregado de una autonomía económica que desmorona al modelo de familia ‘dependiente’ y abre la familia, al divorcio y a esquemas con una cabeza única de familia. Son el mercado que amplía la demanda de alcohol y drogas, intregrando su consumo cotidiano, a un nuevo estilo de vida.

La Generación X, nacida entre 1965 y 1981, tiene mucha mayor aceptación de la diversidad de razas, credos y tendencias. Con la expansión de los medios masivos, rebasa límites tradicionales (fronteras, lenguas,) pero se excluye pasivamente del compromiso, siendo mero espectador. Critica la vida desde una postura mucho más cínica, conviviendo con el riesgo, el peligro y la muerte a diario (SIDA y drogas). La implosión corporativa le ha privado de la oportunidad de alcanzar puestos altos, con la rapidez de la generación de sus padres. Ve el poder de la compra como una manera de ser libre, o como entretenimiento. Se caracteriza por apatía y desesperanza. No cree en el ‘amor’, en ‘dios’, ni en ‘la moral’, viendo que las promesas de ‘amor hasta que la muerte nos separe’, o ‘éxito al mayor promedio académico’ o ‘justicia para todos’ son obsoletas, en la práctica.
Para ellos, el alcohol y las drogas brindan la única gratificación inmediata que ratifica su sentir y reivindica su identidad.

Los jóvenes de hoy, son producto de esta Generación X.

¿Cómo llegará a impactar el uso y abuso de alcohol a las futuras generaciones?







La Generación del Milenio, integrada por los nacidos durante la transición al año 2000, son los niños que, en la actualidad, cuentan con un substrato de cultura que les permite cuestionar a los adultos y las instituciones con una conciencia ecológica que entiende los errores de la sociedad consumista. Están en búsqueda de relaciones sinceras, abiertas y directas; no sólo de productos de consumo. Confrontan al sistema, con un renovado concepto de pareja caracterizado por mutualidad equitativa, exclusividad, y autenticidad. Parecerían haber nacido con el ‘chip’ de la tecnología integrado a su entendimiento, con una facilidad innata de manejar computadoras y equipo electrónico, que les da una simultaneidad abierta a varias ‘pistas’. Esta multilateralidad de los sentidos les permite manejar realidades paralelas, a costa de una simplificación reduccionista ‘light’. La ‘forma’ cobra relevancia sobre el ‘fondo’ de los contenidos. El alcohol, en ellos, deja de tener la relevancia con la que impacta a otras generaciones, siendo mero depresor. Revierten las adicciones a los estimulantes generadores de ‘adrenalina’ y placer instantáneo: café, nicotina, deportes extremos y sexo mecanicista, sin erotismo, compromiso, o abstracción idealista. Exigen gratificación inmediata, velocidad e intensidad. Por ello, las adicciones del futuro, quizá no incluyan al alcoholismo como prioridad, sino a la cocaina y el éxtasis.

Pero no tiene que ser así. El ser humano produce sus propias ‘endorfinas’, que, como el nombre implica, son la ‘morfina’ endógena que genera placer. Tenemos el potencial de producir nuestros propios estados de satisfacción y placer, procesando la experiencia de la vida, a través de una conciencia interior. El embotamiento actual, que proyecta la existencia al mundo exterior (la sociedad), refuerza la superficialidad e impide el auto-conocimiento. Jung decía que la personalidad alcohólica es aquella caracterizada por una profunda necesidad de sentido de la vida y un vacío de significado espiritual. La cultura que evade el dolor promoviendo analgésicos, o drogas entumecedoras impiden la elaboración del dolor, la aceptación de la imperfección, la exposición de la vulnerabilidad, y el amor. Sin dolor no hay amor.
La juventud está en una búsqueda insaciable de re-conocimiento y amor. Desgraciadamente, están bajo que ilusión distorsionada de que el vacío interior puede ser llenado por lo material. Ante el dolor del descubrimiento de esta falsedad, se cuartea esta esperanza, y surge la desesperanza. Este substrato inductor de las adicciones sólo puede confrontarse con el re-conocimiento y la conciencia interior.

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