viernes, 5 de agosto de 2011

LIBERTAD DE SER

La elección del Bien, en la libertad de albedrío, permite dar un ‘salto cuántico’ en la espiral de la conciencia, que favorece todo el desarrollo humano. Esta conquista de la mente, sobre la materia, en la libertad de elegir, da resonancia al proyecto ‘ Hombre’, con un despertar de las masas, a una nueva esperanza. Los significantes de la fe cobran significado con cada elección por el Bien, dando, con hechos, significancia a lo que se piensa. Este recurso de transformación eleva la evolución de la mente, a nuevas dimensiones de entendimiento, en el proceso continuo de creación y re-creación.
En 1980, el físico francés, Alain Aspect demostró que existe comunicación simultanea, entre partículas sub-atómicas. David Bahm, físico londinense, ya hablaba de esta viabilidad, determinada por los ‘espacios’ entre las partículas. Michael Talbot abre el co-efecto de la causalidad en la comunicación, a la simultaneidad de realidades entre el macro y el micro-cosmos. Esta simultaneidad se refleja, en la realidad como holograma, donde la ‘parte’ (átomo), contiene al ‘todo’ (cosmos). Siguiendo esta analogía, lo que afecta al ser humano, afecta al ‘universo’. Es la conciencia humana la que determina la viabilidad de lo ‘realidad’. Karl Pribam lo describe con la analogía del cerebro como holograma, donde la integración personal podría, incluso, sanear al cosmos.
La interconexión entre todo lo que existe re-dimensiona la responsabilidad que tienen los actos individuales y su efecto sinérgico en el Todo. Reaparece la importancia de la dignidad personal, en la esperanza de incidir en el impacto reverberante de cada decisión.
Sir Laurens Van Der Post, filósofo sud-africano habla de la inter-conectividad en el tejido espiritual de la humanidad. Desgraciadamente en este intercambio, lejos de apuntalar la sinergia de la esperanza, la bondad, la comprensión, el entendimiento y el perdón, aumenta el flujo de desesperanza, miedo, destrucción, y caos. Por ello aumenta la culpa, la avaricia, la envidia y el resentimiento con cada toma de decisión.
Theodore Rozsak describe al trayecto de cada vida como una oportunidad de anclaje para el universo. Destaca como, cada persona, comparte con la humanidad, la totalidad del tiempo, reviviendo en cada vida, el re-ordenamiento de 15 billones de años de evolución. De forma que, en nuestra sangre corre sal, remanente de los mares, de donde surgió la vida; en nuestras células se integran, genéticamente, minerales restantes de explosiones de estrellas de hace milenios. Simultáneamente en el presente, existen organismos unicelulares, multicelulares, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos, homínidos, hombres, avatares, cristos y budas de conciencia universal, todos, producto de una misma evolución.
Predicciones de los Mayas, Sumerios, Babilonios , Egipcios, y Chinos confluyen en estimar que para el 21 de diciembre del año 2012, se augura un re-nacimiento del ciclo de la vida. Esto se describe a nivel astrológico, con el hecho de que el planeta Tierra saldrá de la órbita del rayo solar dentro del que se ha desplazado, desde aproximadamente 3110A.C., para re-alinearse en el ecuador de la galaxia. Con ello, se elevará la frecuencia vibratoria de la existencia. Greg Branden futuriza, explayando los efectos que tendría esta traslocación: la rotación del planeta tardará más tiempo; la fuerza magnética declinará; desde la ionósfera hasta la tierra, aumentará la resonancia base, de la frecuencia de vibración; se acortará el tiempo entre la concepción de una idea y su realización, brechando la distancia entre el pensar y el hacer.
Desgraciadamente, nos resistimos a reparar, rectificar, y realinear el rumbo del mundo a la ‘Vida’. Bertrand Russell decía que “la resistencia a una idea es directamente proporcional a la magnitud de su importancia”. Quizá por ello, la humanidad se resiste a valorar la importancia que tiene la libertad de albedrío. Todos estamos interconectados. Lo que tu decides, me afecta; lo que yo decido, te afecta. Todos somos co-responsables en la decisión de elegir el Bien sobre el Mal.
El físico danés, Neil Bohr, galardoneado por del Premio Nobel, demostró que las órbitas de las partículas sub-atómicas, conocidas como ‘cuantum’, saltan de órbita en órbita sin seguir un patrón linear pre-determinado. Su movimiento al azhar no se sujeta a leyes, sino que sigue una libertad de ordenamiento, auto-determinado. Cada momento es diferente. Cada momento está abierto a la creatividad de alternativas nuevas. El futuro no está pre-determinado.
El colapso de lo ‘posible’ a lo ‘actual’ depende de la elección. Para que esta elección trascienda del ‘Mal? al ‘Bien’se requiere:
CLARIDAD DE VISION- capacidad de discernir entre el ‘Bien’ y el ‘Mal’.
PUREZA DE INTENCION- motivación alineada a una conciencia superior.
INTROSPECCIÓN CREATIVA- silencio interior abierto a decidir entre escenarios alternos
CONGRUENCIA- entre los filtros de la percepción y la conciencia sentimental, racional, emocional y espiritual.
Para despertar el potencial de la conciencia social de todo el mundo, sólo se requiere que un porcentaje mínimo de individuos decidan dar un salto cuántico en el desarrollo de la conciencia, reasignando significado e intencionalidad a la libertad de albedrío.
Tus decisiones concientes podrían integrar la congruencia del Bien, al Universo. De ti depende. Eres libre de elegir.

EXCLUSIVIDAD Y MUTUALIDAD

La relación de pareja, cuyo epicentro de origen, es la reproducción, se establece a partir de contratos escritos, hablados o tácitos. Hay tantas formas de relacionarse como culturas. Hoy en día con la fusión simultanea, de todo el patrón caleidoscópico de relaciones sociales desdoblado a lo largo de la historia, vemos relaciones de pareja, multifacéticas.
Tenemos, por ejemplo, simultáneamente en 2005, vestigios de sociedades primitivas que se relacionan entre sí como: clanes de familias, protegiendo la territorialidad de la herencia familiar; otros como feudos, se centran en un “dueño” de varias mujeres; otros más comparten a la mujer con los hermanos, gemelos, o amigos. Finalmente, existe la relación del matrimonio, que en el Occidente, se determina por la religión Judeo-Cristiana como ‘monogámica’. En ella se castiga la sexualidad fuera del matrimonio, etiquetándola como pecado.
Evidencia biológica demuestra que existe un mecanismo de auto-regulación hormonal que forma un ciclo de retro-alimentación entre las hormonas masculinas y las femeninas a través del coito, siempre y cuando exista exclusividad en la pareja. Este balance hormonal equilibra las emociones y por ende, favorece la relación y la mutualidad. A lo largo de la evolución antropológica del hombre, se desarrollan lazos de vinculación en pareja, que van desde la etapa antropoide hasta el ‘homo sapiens’, evolucionando desde: la atracción instintiva del olfato durante la etapa del estro; a través de la atracción químico-reactiva de las hormonas; hasta la neuro-transmisión eléctrica de la voluntad, manifiesta en los mapas mentales de asociación en la corteza cerebral. Antopológicamente, el hombre está determinado a una relación de pareja, ‘monogámica- sucesiva’, puesto que, aunque tiende a tener una sola pareja, los antropólogos definen ciclos de relación de 7 años, con cada pareja (el lapso de evolución natural para garantizar la viabilidad de un producto).
Sin embargo, la relación de pareja no está limitada a esta respuesta `mamífera`. Con la evolución de la voluntad, manifiesta en el desarrollo de la corteza cerebral, surge la ‘libertad de albedrío’, y el derecho de auto- determinación según los valores morales personales. La relación de pareja, entonces, está determinada por el grado de evolución de consciencia, que expande la percepción de un individuo, hacia la mutualidad que integra al “otro”, en un “nosotros”. Este proceso de desarrollo incluyente, hace de la pareja, un escalón en el progreso evolutivo del ser humano, permitiéndole desarrollar habilidades de convivencia social.

Con la introducción de la anticoncepción, en 1945, surge un movimiento social que pugna por una sexualidad con equidad de género, que garantice el derecho equitativo entre hombres y mujeres, al placer. Sin embargo, esta apertura ha conllevado a la ruptura consecuente, entre el “sexo por placer” y el “sexo reproductivo”. Esta brecha ha establecido un parte-aguas de distanciamiento, cada vez mayor, entre la sexualidad como “virtud” y la sexualidad como “pecado”. Como consecuencia de esta polarización moral, las campañas de prevención de infecciones de transmisión sexual y de embarazos no deseados, siguen disipando esfuerzos y recursos, contraponiendo a la promoción de anticonceptivos, con la promoción de valores morales (abstención, o fidelidad). Desgraciadamente, el impacto se refleja en un aumento de infecciones de transmisión sexual, SIDA, y embarazos adolescentes, primera causa de deserción escolar en México (500,000 embarazos en menores de 19 años, al año).
Los medios masivos que irrumpen en la intimidad de la recámara con la televisión, lejos de promover mensajes educativos y actitudes pro-activas, impulsan una cultura de la sexualidad como símbolo de éxito social, promoviendo la relación de pareja como un producto de consumo, desechable, que se puede comprar y vender.

Dentro de este marco histórico, surge además, en la lucha por la democracia, una mega-tendencia social que fortalece la apropiación personal del cuerpo como responsabilidad individual. La mujer y los hijos ya no se conciben como “propiedad” del cónyugue o padre, dejando de ser la pareja, mera extensión de la sexualidad, de la reproducción o del placer, del hombre. Esta apertura extiende el espectro de lo “propio”, a la libertad de decidir sobre el cuerpo, fortaleciendo la auto-determinación y la auto-gobernabilidad. Pasa a ser, ahora, el cuerpo, “responsabilidad personal” y no de la pareja, familia o gobierno, buscando librarse de la imposición de reglas o leyes religiosas o jurídicas que transgredan a los derechos ‘individuales’. Entra en crisis, entonces, el debate del embarazo, la “propiedad” de los hijos, el aborto, y el derecho o no a decidir sobre la propia muerte.
Con la apropiación del cuerpo, se desequilibra la relación de pareja, requiriéndose un nuevo orden en el contrato de equidad de género.
Se abre aún más este abanico de relaciones, cuando se habla de parejas homosexuales.
La Asociación Mexicana de Sexología (AMESEX) define hasta 29 diferentes subtipos de familias. Deja de considerarse como única, la conformación de la familia ‘nuclear’, tradicionalmente integrada por padre, madre e hijos biológicos. Entran en juego casados, divorciados, tus hijos, mis hijos, nuestros hijos, la adopción, la inseminación artificial, y ahora, la ingeniería genética. “Existen tantos contratos en la relación de pareja, como seres humanos, con una nueva ética sexual donde todo se vale, mientras no se violente la voluntad o los derechos del ‘otro’ .” (AMESEX).

Con estas consideraciones cabe reflexionar sobre la mutualidad y la exclusividad dentro de una nueva ética sexual entre las futuras generaciones. Carl Rogers, psicólogo humanista creador la terapia transpersonal, describe como relaciones “satélites” aquellas relaciones en las que se hace extensivo el amor más allá de los límites del contrato social del matrimonio. A diferencia de una relación de “adulterio” donde la copulación es genital, en la relación de satélite se busca apuntalar al amor como el andamiaje de la identidad personal, mismo que afecta a toda la espiral de relaciones afectivas en casa: dentro del trabajo, la comunidad, y la sociedad. Bajo esta consideración “se vale amar más allá del matrimonio”. Se avala el amor del pasado, el amor paralelo al matrimonio, siempre y cuando sus efectos sean constructivos; jamás destructivos. Esta apertura mantiene vivo y abierto al corazón con interacciones vitales de intercambio y enriquecimiento que abren los sistemas “cerrados” a la experiencia, al aprendizaje y al desarrollo humano.
El grave riesgo es trasformar al “amor”, en “pecado”. Estos estereotipos estigmatizan y marcan al alma con un dolor que se asemeja a las cicatrices queloides que vuelven insensible al corazón, contra-restando la dignificación de la intimidad.
Desgraciadamente, las nuevas generaciones ya no creen en el amor. El crecimiento desbordante de divorcios, nulifica la promesa del “amor hasta que la muerte nos separe” . Los dobles mensajes entre padres de familia, que encubren ‘resentimiento y odio’ con la apariencia de ‘amor’, enseñan a los hijos a asociar al amor con la agresión pasiva, despertando en ellos, el temor a la relación de pareja. Estos juegos de co-dependencia víctima/victimario despiertan relaciones sado-masoquistas desde el noviazgo. Prolifera el abuso, el acoso, la violencia y la violación, incluso en el matrimonio. Se ha perdido la orientación en el compás de la vida, haciendo cada vez más difícil el discernimiento para diferenciar entre el “eros” (vida) y el “tanatos”(muerte).
El matrimonio, como relación de mutualidad y exclusividad para toda la vida, no es “natural”. Por ello, los creyentes buscan en su Dios el apoyo “sobrenatural”, necesario para desarrollar los músculos del alma, necesarios para sobrellevarlo: la paciencia, el perdón, la aceptación, la prudencia, la fortaleza, la bondad, ente otros. El filósofo danés, Kierkegaard, asienta que el matrimonio brinda la oportunidad de desarrollar la conciencia y la voluntad, siendo un eslabón en la gran cadena de evolución y desarrollo humano.
No caben posturas reduccionistas que limiten las posibilidades de relación en pareja a los absolutos polarizados. Contrapunteando:
-hay divorcios que deshacen los lazos del matrimonio, por amor, fortaleciendo los lazos de vinculación y afecto de la amistad y aceptación mutua.
-hay lazos de amor que mantienen la exclusividad, a pesar de que una de las partes en la pareja decida, por voluntad, distanciarse. Duele aceptar incondicionalmente, la libertad de decisión de la pareja, pero cabe reconocer y validar el amor, aunque no sea correspondido.

En la relación de pareja hay muchas ‘formas’…pero el fondo sigue , y debe seguir siendo, el AMOR.
Son entonces la mutualidad y la exclusividad, meras manifestaciones del AMOR.

CARETA O LIBERTAD

La peor amenaza de la juventud en el siglo XXI es la desesperanza. Quizá, preceda como causa verdadera a las adicciones, al sexo desenfrenado, y a la violencia. Parecería que la generación anterior ha heredado a la juventud, un mundo que sólo puede aceptarse con el ‘nihilismo existencial’. Las motivaciones que incitaban a la superación, anteriormente, tales como : ‘éxito al estudioso’; ‘amor hasta que la muerte nos separe’; ‘justicia equitativa para todos’, han resultado obsoletas. Quizá por ello, la juventud escoge vivir el momento a su máxima intensidad, sin temer las consecuencias, ni la muerte. ‘Satisfacción y placer inmediatos’…es todo lo que buscan. Viven un embotamiento de negación, envuelto en música estridente, excitación adrenérgica, y superficialidad deslumbrante. Sus vivencias aceleran al tiempo y corren desapercibidas, como imágenes fotográficas, a la velocidad de una película…
Y los adultos sólo los vemos pasar; vemos como se les pasa la vida como arena, sin disfrutar, sin valorar, sin agradecer; vemos como ven sin observar, oyen sin escuchar, sienten sin apreciar, existen sin vivir; vemos como corren como agua desbordada del río, erosionando la vida, sin rumbo, sin cauce, sin contención; vemos como la tecnología los enciende, mientras denigran su integridad y difaman su interioridad, ante la incertidumbre de un mañana, y la convicción de que Dios es mera ilusión. Vemos como parecen comprobar y confirmar una y otra vez, que el amor no existe..No conocen la seguridad interior que les de confianza y les de paz. Se burlan de la moral, mofándose de su propia conciencia, habiendo desacreditado la justicia divina.
¿Porqué? Será que no valoran la vida, porque aún no saben lo que valen; y no saben lo que valen porque aun no saben quién son. Será que no saben quién son porque viven detrás de una careta?....
Todos hemos experimentado lo que es vivir a través de una careta…pero cuando y porqué nos la ponemos?
La formación de caretas surge por DESEO DE ACEPTACION, o por PROTECCION….ambas caracterizadas por el MIEDO.
• A nivel exterior, se requiere adecuación a los roles sociales para ser aceptado, y la máscara adquiere expresiones de sentimiento ajenas al Ser;
• a nivel interior, la inseguridad y el miedo a ser rechazado obligan a encubrir las debilidades personales y a proteger la vulnerabilidad interior, con el desarrollo de una máscara como antifaz (anti-face), que encubre toda expresión de sentimiento.
En un mundo, que prolonga la percepción del hombre, a través de innovaciones tecnológicas, de proyección exterior, se reduce la realidad a lo que se percibe, excluyendo lo que se siente. Así, los hechos, el rendimiento exterior, validan cada vez más la aceptación de la careta, y los roles sociales.
Cuando se niega la validez de los sentimientos, del sentir interior, no se puede ratifica al Ser. Aumenta la inseguridad personal que refuerza la duda interior y cuestiona la validez de la autenticidad. Si, a la duda, se agrega el descubrimiento de la imperfección interior, y los errores consecuentes, surge la desesperanza. El miedo ratifica al rechazo, y nulifica la validez interior. El miedo reemplaza la ausencia de amor. El miedo sustenta la careta. El miedo encadena la libertad.
Con cada personificación de falsedad, se fortalece la credibilidad de la careta, y se profundiza la inseguridad interior. Se llega, incluso, a creer que ‘somos’ la careta.
Esta escisión empieza con un diálogo interior que justifica la validez de la careta con mentiras que profundizan la distancia entre la realidad exterior, la realidad inventada, y la realidad interior. Freud describe este paralelismo como el superego (el padre/madre idealizado); el ego (el ser); y el id (el niño interiorizado). Se pierde el discernimiento para reconocer y diferenciar la careta del Ser; la realidad de la irrealidad. Así se independiza y se fortalece la falsedad interior.
El engrosamiento de mentiras y justificaciones interiores cubren, en capas, al Ser, con orgullo, egoismo, vanidad… Todas, teniendo como común denominador, a la falsedad que separa a unos de otros, la desconfianza que divide, y la justificación que valida a la falsedad y aleja la Verdad. Surge, entonces, el desdoblamiento de un ser inferior que alimenta la meta-creación de la maldad. Ante esta dualidad bueno/malo, es el hombre el creador de su propio demiurgo, su propio demonio, su verdugo interior. Solo él, como Ser Creador, lo puede destruir.
Estos procesos son inconscientes. En los adolescentes se forman por aprendizaje imitando lo que ven a su alrededor,.
Como padres, no podemos esperar que los jóvenes desarrollen libertad para escoger su profesión, su vida; para elegir entre el bien o el mal, si les hemos enseñado a mentir y mentirse validando su careta. El mensaje subliminal: no acepto tus imperfecciones, tus errores, disfrázate, entonces sí te querré..
La elección del Bien, en la libertad de albedrío, puede elevar las posibilidades personales a una potencia infinita; puede permitir dar ese ‘salto cuántico’ en la espiral de la conciencia, que favorecería a todo el desarrollo humano. La conquista sobre la mente, sobre la materia, en la libertad de elegir, puede dar resonancia al proyecto ‘ Hombre’, y renovar la esperanza. Pero antes de ser libres para escoger, tenemos que romper la eslabones de ataduras que nos encadenan a emociones descompuestas; experiencias rancias; dolor que se fermenta en la putrefacción de la maldad y que encubrimos con la careta que creo ser.

“LA ÚLTIMA Y ME VOY”

¿Porqué beben los jóvenes?
¿Será por la publicidad…si lo fuere, todos beberíamos igual.
Será por herencia…si lo fuere, todos los hijos de alcohólicos serían alcohólicos.
Será por placer..la incapacidad de posponer la gratificación…
Será por dolor..la necesidad de anestesiar su percepción de la realidad…
Será por la necesidad de ahogar una pena…
La necesidad de aceptación?

La realidad habla por sí misma. El abuso de alcohol y drogas está íntimamente relacionado con las cuatro principales causas de morbi-mortalidad adolescente:
Accidentes, violencia, SIDA y causas peri-natales. Indirectamente, el alcohol predispone a la desinhibición pasional de la agresión, los celos, la paranoia, el sexo desprotegido y a la auto-denigración.
En la Encuesta Médica de Primer Ingreso, realizada en la Universidad Nacional Autónoma de México (1996-98) se identificó una relación causal entre: el no-uso del cinturón de seguridad, la velocidad al conducir, el no-uso del condón, y el abuso de alcohol con baja autoestima, común en todas estas pre-disponentes de autodestrucción.
Preocupa que la llamada generación X, parecería vivir la desesperanza del nihilismo de post-guerra, ausente de un proyecto de vida, buscando la satisfacción inmediata de un placer ego-centrista. Profundiza aún más esta enajenación, la era del consumismo que minimiza el valor de las cosas a la cuantificación monetaria.
Cabría reflexionar, ¿cómo fuimos nosotros? El alcoholismo y la drogadicción son, en el Occidente, un fenómeno generacional?

La Generación Silenciosa (nacida entre 1925 y 1945; actualmente mayores de 50 años), se caracterizó por casarse a temprana edad, disfrutar del uso masivo del crédito y haber pagado las consecuencias de una gran recesión económica; asumieron con creciente responsabilidad su individuación, como proceso paralelo a la independendización, producto de la autonomía política de los paises, los anticonceptivos y el voto de la mujer (fuerza laboral, sindicatos, productividad). También vivieron el mercadeo clandestino de la producción y venta prohibida de alcohol (boot-leggers) con la violencia asociada a la ilegitimidad. (Al Capone..). No se consideran viejos y tampoco se comportan como tal. La apertura del silencio a la comunicación conlleva una apertura a la expresión de emociones, disparada con el mercadeo abierto de alcohol que destapa la ilegitimidad. Asi, consideran, se ha destapado también, la caja de Pandora que se ha desbordado en toda la humanidad.

La Generación BOOM, nacida entre 1946 y 1964, son considerados la generación más opresora de la historia, (nazismo, dictadura,) con la consecuente contra-rebeldía caracterizada por los hippies y la música disco. Surge el ‘nihilismo existencial de post-guerra’ que evade la realidad con escape a estados alterados de conciencia, aumentando la difusión de drogas de uso común. Ahora son, de adultos, los directores de compañías donde sólo se les permite fumar en un área restringida. Son conocidos como ‘Baby Boomers’, por la gran explosión demográfica de niños, resultado de las muertes de adultos en la Segunda Guerra Mundial. El desarrollo de tecnología electrónica, diversifica los estilos de vida a una economía del mercadeo de la modernización. Son la generación del miedo y la culpa. Evaden el dolor, niegan el horror de la guerra, y reprimen la ira revirtiéndola como manipulación y agresión pasiva. Reaccionan como escapistas, buscadores de diversión, hambrientos de entretenimiento. Se caracterizan por ser hombres y mujeres con mucha más energía que la generación anterior, con el logro agregado de una autonomía económica que desmorona al modelo de familia ‘dependiente’ y abre la familia, al divorcio y a esquemas con una cabeza única de familia. Son el mercado que amplía la demanda de alcohol y drogas, intregrando su consumo cotidiano, a un nuevo estilo de vida.

La Generación X, nacida entre 1965 y 1981, tiene mucha mayor aceptación de la diversidad de razas, credos y tendencias. Con la expansión de los medios masivos, rebasa límites tradicionales (fronteras, lenguas,) pero se excluye pasivamente del compromiso, siendo mero espectador. Critica la vida desde una postura mucho más cínica, conviviendo con el riesgo, el peligro y la muerte a diario (SIDA y drogas). La implosión corporativa le ha privado de la oportunidad de alcanzar puestos altos, con la rapidez de la generación de sus padres. Ve el poder de la compra como una manera de ser libre, o como entretenimiento. Se caracteriza por apatía y desesperanza. No cree en el ‘amor’, en ‘dios’, ni en ‘la moral’, viendo que las promesas de ‘amor hasta que la muerte nos separe’, o ‘éxito al mayor promedio académico’ o ‘justicia para todos’ son obsoletas, en la práctica.
Para ellos, el alcohol y las drogas brindan la única gratificación inmediata que ratifica su sentir y reivindica su identidad.

Los jóvenes de hoy, son producto de esta Generación X.

¿Cómo llegará a impactar el uso y abuso de alcohol a las futuras generaciones?







La Generación del Milenio, integrada por los nacidos durante la transición al año 2000, son los niños que, en la actualidad, cuentan con un substrato de cultura que les permite cuestionar a los adultos y las instituciones con una conciencia ecológica que entiende los errores de la sociedad consumista. Están en búsqueda de relaciones sinceras, abiertas y directas; no sólo de productos de consumo. Confrontan al sistema, con un renovado concepto de pareja caracterizado por mutualidad equitativa, exclusividad, y autenticidad. Parecerían haber nacido con el ‘chip’ de la tecnología integrado a su entendimiento, con una facilidad innata de manejar computadoras y equipo electrónico, que les da una simultaneidad abierta a varias ‘pistas’. Esta multilateralidad de los sentidos les permite manejar realidades paralelas, a costa de una simplificación reduccionista ‘light’. La ‘forma’ cobra relevancia sobre el ‘fondo’ de los contenidos. El alcohol, en ellos, deja de tener la relevancia con la que impacta a otras generaciones, siendo mero depresor. Revierten las adicciones a los estimulantes generadores de ‘adrenalina’ y placer instantáneo: café, nicotina, deportes extremos y sexo mecanicista, sin erotismo, compromiso, o abstracción idealista. Exigen gratificación inmediata, velocidad e intensidad. Por ello, las adicciones del futuro, quizá no incluyan al alcoholismo como prioridad, sino a la cocaina y el éxtasis.

Pero no tiene que ser así. El ser humano produce sus propias ‘endorfinas’, que, como el nombre implica, son la ‘morfina’ endógena que genera placer. Tenemos el potencial de producir nuestros propios estados de satisfacción y placer, procesando la experiencia de la vida, a través de una conciencia interior. El embotamiento actual, que proyecta la existencia al mundo exterior (la sociedad), refuerza la superficialidad e impide el auto-conocimiento. Jung decía que la personalidad alcohólica es aquella caracterizada por una profunda necesidad de sentido de la vida y un vacío de significado espiritual. La cultura que evade el dolor promoviendo analgésicos, o drogas entumecedoras impiden la elaboración del dolor, la aceptación de la imperfección, la exposición de la vulnerabilidad, y el amor. Sin dolor no hay amor.
La juventud está en una búsqueda insaciable de re-conocimiento y amor. Desgraciadamente, están bajo que ilusión distorsionada de que el vacío interior puede ser llenado por lo material. Ante el dolor del descubrimiento de esta falsedad, se cuartea esta esperanza, y surge la desesperanza. Este substrato inductor de las adicciones sólo puede confrontarse con el re-conocimiento y la conciencia interior.

GUIA PARA LA VIDA: Reflexiones para Adolescentes

La vida es un andar hacia el cielo..Como viajeros, somos nosotros los que escogemos el camino. Existen caminos fáciles, caminos rápidos, vías cortas. Hay obstáculos, entre-cruzamientos, accidentes. Nosotros decidimos.
Para poder hacer juicios con claridad y saber hacia donde ir, tenemos que desarrollar la capacidad de discernir. El discernimiento es la capacidad de diferenciar entre el bien y el mal. A veces cuesta trabajo diferenciarlos. El mal puede disfrazarse de bien, como el cuento en el que el lobo se viste de Caperucita Roja para engañar a su abuelita.
Nuestro corazón es el campo de batalla en el cual se lidia la batalla entre el bien y el mal. Es allí donde surge todo bien y todo mal, porque es el corazón el que tiene acceso a las aguas eternas donde fluyen, ambos. Somos nosotros los que escogemos de qué agua tomar, qué agua hacer brotar la fuente para desbordar a los demás. Todo mal nace en el corazón, así como todo bien.
En la vida, no se trata de ganar, de engañar o pisotear a los demás para sobrepasar. Desgraciadamente la sociedad ha volteado las cosas. Frecuentemente llegan a ser los más populares, o incluso los más exitosos financieramente, los que roban, mienten o degradan a los demás. Su único interés, la ganancia personal.
Sin embargo, nuestros corazones están interconectados. Juntos trazamos redes que nos unen para integrar un todo, superior. Así como las células se unen para hacer tejido, mismo que se entreteje para formar órganos, que luego integran sistemas, para finalmente hacer de todo, un ser humano; así nosotros, nos unimos para hacer familia, entretejer comunidades, y hacer redes sociales que integren países y finalmente una, única, humanidad.
Por lo tanto, no estamos solos. El bienestar individual que excluye al de los demás, es el origen del mal; todo aquello que separa, divide o deshace nuestra hermandad.
Como hijos, siempre contamos con nuestros padres para ayudarnos a tomar decisiones. Pero conforme crecemos, tenemos que aprender a tomar nuestras propias decisiones. Debemos enseñarles a diferenciar entre el bien y el mal, a controlar y rechazar la tendencia natural hacia decisiones de menor esfuerzo que generalmente conllevan el impulso autodestructivo del mal. Tenemos que enseñarles a responder al impulso interior, re-novador; re-creador- del bien.
Pasos útiles para diferenciar el bien del mal incluyen:
1.- Posponer la toma de decisiones hasta identificar claramente las metas deseadas.
2.- Desarrollar capacidad de auto-observación, para hacer conciencia de lo que sentimos.
3.- Identificación de “cuando” y “como” reaccionamos a “qué” estímulos externos.
4.- Enlistar y diferenciar los sentimientos propios de aquellos que percibimos de los demás.
5.- Guardar un diario de lo que ocurre, diferenciando lo que se siente de nuestras reacciones.

¿QUIEN SOMOS?
Antes de preguntarnos ¿porqué nacimos? o ¿qué queremos de la vida?
debemos poder responder ¿quién somos?
A veces, parecería que estamos integrados de muchas partes diferentes, frecuentemente, en conflicto.
Eso se debe a que tenemos diferentes dimensiones que mueven nuestro “ser”.
Tenemos, por un lado un SER INTERNO, por otro, un SER EXTERNO.

Nuestro SER INTERIOR tiene cuatro dimensiones básicas:
1.- Física
2.- Emocional
3.- Intelectual o racional
4.- Espiritual, intuitiva, o trans-personal

Nuestro SER EXTERIOR es la forma en que reaccionamos al mundo externo, a través de roles como:
1.- Individuo
2.- Pareja
3.- Familia
4.- Comunidad
5.- Sociedad

El bien y el mal pueden parecer tener diferentes perspectivas.
Para el ser exterior, el bien puede significarse por el juicio de los demás..la percepción externa. Desgraciadamente, la sociedad puede llegar a tener una doble moral, con estándares que difieren entre lo que se piensa, y cómo se responde. Frecuentemente equivocamos lo que se dice de nosotros, porque asumimos erróneamente “cómo” creemos que nos catalogan.
No podemos “caerle bien” a todos, cuando reaccionamos al “cómo” creemos que nos perciben, sólo para que nos acepten.
La mejor forma de encontrar la paz interior es a través de la integridad.
Integridad es autenticidad.
Requiere alineación entre el comportamiento exterior y el interior, que a la vez deben integrar un todo. O sea que debemos hacer el bien porque así lo deseamos, así lo decidimos, y no por complacer a los demás, en busca de su aceptación.
Para mejor diferenciar el bien del mal tenemos que conocernos a profundidad.

Educando a Adolescentes: Aprendiendo el Lenguaje del Corazón

Para ser buen padre/madre se requiere la sabiduría para:
1) No limitarnos a ‘oir’, sino a ‘escuchar’ lo que no se dice; interiorizar para oir lo que nos decimos a nosotros mismos.
2) No limitarnos a ‘ver’, sino a ‘observar’ lo que no se ve; leer entre líneas.
3) Evitar palabras explosivas surgidas de la insensatez y la fensa; callar.
Cómo adultos tenemos que desarrollar estas habilidades para poder discernir lo correcto de lo incorrecto; identificar lo real, de lo irreal (fantasías, mentiras, incongruencias, justificaciones que nos repetimos a nosotros mismos). Sólo así podremos educar mejor a nuestros hijos.
Se empieza confrontando la realidad “tal y cómo es”; evitando reajustarla constantemente a lo que “quisiéramos que fuere”; “aceptando” las cosas como son, para identificar las que no podemos cambiar, de aquellas que requieren del “valor para cambiarlas”.
Sólo así podremos acompañar a nuestros adolescentes, en su proceso de crecimiento y auto-desarrollo. Querer moldearlos sería quererlos “controlar”. Sin embargo, es imperativo seguir brindando límites de contención con reglas congruentes con nuestro ejemplo personal, para enseñarles a gobernarse a sí mismos; autodisciplina.
Debemos procurar estar siempre cerca de ellos. Pero para ello, tenemos que hablar su mismo lenguaje...no sólo re-conociendo en su jerga, palabras, gestos y actitudes con significados personales, sino identificando, en sus hechos sus “actings”.
“Actings” (como se han definido en inglés), son los guiones que personifican, inconscientemente, los adolescentes en la vida real, para dramatizar sentimientos prohibidos.
Ejemplos extremos, que reflejan la urgencia de su expresión serían:
• La moda, el uso excesivo de cosméticos, o teñirse el pelo de colores = Son llamados de atención; necesidad de aceptación por grupos pares: “Véanme”.
• Intoxicación etílica = Querer entumecer los sentidos para no “ver”, no “sentir” lo que se percibe en su entorno inmediato.
• Accidentes, fracturas repetidas = Gritos de “ayuda”; llamados a ser “cuidados”.
• Piercings = Auto-mutilación; reflejos de cicatrices internas.
• Relaciones sexuales tempranas, o promiscuas = Necesidad de amor; búsqueda de aprecio reflejado en la aceptación del “otro”
• Victimización = Devaluación
• Aborto = Intención errónea de “deshacerse” del “ser interior”; “deshacerse” de la “madre” interiorizada.
• Suicidio = Manifestación ulterior del resentimiento y la venganza; autodestrucción para destruir a los que los aman.


Indiscutiblemente, todos estos actos tienen causa y efecto, e involucran a sus seres queridos. Pero no podemos quedarnos en la superficie de los hechos. Tenemos que leer, entre líneas, el significado inconsciente que expresan, entendiendo el Lenguaje del Alma.

Es difícil, como padres, reconocer esta motivación interior, encontrándole significado a lo que, racionalmente es incoherente. Más aún cuando nos preocupa más reflejar el rol de “padres” que aprendimos de nuestros “propios” padres. El “ser padre” frecuentemente detona nuestros patrones interiores de culpa. Quisiéramos ser los “padres perfectos” siguiendo el modelo ideal de la sociedad, para ser “nosotros” aceptados; pero por preocuparnos por ello, dejamos de “ocuparnos” de nuestros hijos. Nos enfocamos sólo a nosotros como padres, sintiéndonos responsables de “controlar” a nuestros hijos, y no los percibimos como “son”. Vemos sus actos, y los estereotipamos por ellos, sin poder “re-conocer” su potencial interior.
Otra analogía sería la semilla, que...
..estando enterrada bajo la superficie de la tierra, tiene el potencial de ser árbol. Así, nuestros hijos, son mucho más de lo que muestran en los actos que realizan. Tienen un potencial, en el que, aunque no se ve, tenemos que creer.
...como la semilla busca en la profundidad de la oscuridad, nutrientes, para “echar raíz”, nuestros hijos buscan en la profundidad de su ser, a “tientas” frecuentemente “a ciegas”, razones que alimenten su cuestionamiento existencial.
…al brotar a la superficie como tallo, frecuentemente se “pisotean” las plantas, como pudiéramos devaluar, a veces a los hijos.
…ya como árbol, es la profundidad de sus raíces la que impide que se lo lleve la tormenta, como serán los valores internos los que tendrán “bien plantados” a nuestros hijos, impidiendo que se los “lleve la corriente”.
…aún después de cortado puede florecer y dar fruto, como aún, después de las vicisitudes de la vida nuestros hijos tienen esperanza, si tienen raíces firmes.
El entendimiento de analogías es similar al lenguaje del alma con el que se manifiestan las emociones de nuestros adolescentes.
Se requiere invertirles tiempo y atención. Se requiere autenticidad y amor. Se requiere compromiso.
Tenemos primero, que quitarnos la máscara que personifica a “los padres que quisiéramos ser”, y remover el filtro que enjuicia y controla para poder aceptar a nuestros hijos y “re-conocer” con ellos, quienes son. El proceso es de crecimiento interior de los dos.