Fiel a mi propósito de Año Nuevo, de desarrollar conciencia del ‘aquí y
ahora’, me dejé llevar por mi asombro e inquietud, abocándome a averiguar más
sobre lo que motivaba a este singular pianista, impulsándolo a la grandeza. Me
enteré que ya Beethoven, había predicho que Liszt, a quien conoció como niño
prodigio, sería el mejor pianista del mundo. Fue maestro, músico, compositor,
filántropo, sanador y exorcista. También descubrí que siendo apasionado, Liszt tuvo
múltiples amoríos, y sin embargo nunca se casó. Más bien, hizo votos como Monje
Franciscano ¡a los cincuenta años!
Habiendo sido yo monja en el Monasterio Carmelo, su devoción me enamoró.
¡Compartíamos la misma inquietud de búsqueda interior! Esta conexión empática
me permitió hacer consciente mi propia motivación. A mí también “me mueve mi
Dios, para quererte…” una sed insaciable que me impulsa a aprender a Amar.
Quizá por ello mi camino también me ha llevado a ser Monja, Esposa, Viuda, Casada
por segunda vez, Madre, Divorciada, Amante y hasta ¡Concubina!
Ahora que soy YO MISMA, trato de hilarle sentido a mi vida, entendiendo
que la diversidad de mis experiencias, como las emociones, son los hilos con
los que he entretejido diferentes colores, en el telar de mi vida.
En el Museo de Arte de Boston se encuentra un tapiz que describe una
escena de Monet en su jardín de Argenteuil, cuatro años antes de morir su
esposa, de tuberculosis. Tal son las escenas de vida que vamos tejiendo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario