Desesperanza en la Juventud
Durante mis años de experiencia con jóvenes, buscando modificar conductas de riesgo y promover la formación integral de hábitos para la vida, he aprendido más, de lo que pude haber enseñado.
Trabajar con jóvenes incomoda….porque requiere trabajar, en forma paralela, con nuestro niño interior. Nos brinda la oportunidad de re-conocernos en su rebeldía, su idealismo y su ensoñación, abriéndonos la oportunidad de reparar rencores y sanar heridas . Lo difícil es que ello nos confronta, obligadamente, a replantear nuestra propia vida. Re-surgen nuestras mismas dudas existenciales de jóvenes, pero ahora desde la distancia de la experiencia….
¿Cómo me he significado en mi propia vida?
¿Dónde termina la autodeterminación y empieza el devenir del destino?
¿Existe vida más allá de la muerte?
¿Todavía creo en el mismo Dios?
¿Sigo creyendo en la Justicia aún después de haber vivenciado la injusticia?
¿Sigo creyendo en el Amor después de la experiencia de la desilusión?
¿Sigo creyendo en mi inocencia y mi bondad intrínseca, aún después de conocer la maldad de la que soy capaz?
Reflejándonos así en ellos, crecemos a su lado. Ya no desde la im-posición de padres o maestros, sino como acompañantes de vida. Pero este realineamiento de posturas nos confronta con enfoques de perspectivas alternas. Reconocemos, entonces, que los jóvenes reflejan a los adultos que los rodean. Y da miedo.
Los jóvenes viven un cinismo existencial con un trasfondo de desesperanza. Parecen no creer en nada, sin ilusiones más allá de la autosatisfacción. Apuestan la vida entera por un momento de gratificación y recrean su realidad en la burbuja de la inmediatez. Recuerdan un poco, al nihilismo existencial de la postguerra, en el que se vivía hasta el extremo de retar a la muerte. La muerte se ha vuelto un miembro más de las familias, infectando con sarcasmo a los ideales que sostenían la integridad. Aquellas promesas que nos alentaban a superar retos y forjar valores se han prolapsado…Promesas como: "amar hasta que la muerte nos separe"; "estudiar y graduarse para lograr el éxito en la vida"; "el triunfo del bién sobre el mal"…han quedado reducidas a mitos de antepasados.
El buscar encausar a los jóvenes hacia la esperanza requiere que los adultos validemos sus cuestionamientos y busquemos respuestas propias, escarbando dentro de nuestro propio interior.
¿No será que los jóvenes se embriagan para buscar evadir la realidad que los rodea?
¿No será que su promiscuidad refleje la búsqueda insaciable de ser reconocidos y amados?
¿No será que la falta de comunicación con los adultos se deba a nuestra incapacidad de aceptar posturas que nos cuestionan los jóvenes?
¿ No será que sus nuevas redes de amistades están reemplazando al vacío que sienten en la familia?
¿Será…que las mentiras que les hemos contado para encubrir nuestro propio dolor sólo les han enseñado a mentir?
….¿ que su rebeldía contra la sociedad surge de un impulso de VIDA que rechaza un sistema social de injusticia, falsedad, levedad, y MUERTE?
¿No será que somos nosotros, como sociedad, los que estamos mal?
Aparentan el que no les importe la sociedad, porque les agobia lo personal ( cosas que adultos menosprecian) ….Se sienten sobresaturados por sus propios problemas.
Los medios parecerían reflejar su realidad interior, sus miedos, sus ilusiones proyectando aquello que no se atreven a decir, aquello que desean ser. Pero al fracasar en el logro de metas ficticias de alcances heroicos, validan sus miedos de inseguridad… confirmando que no valen. Entonces sueñan, creando metas irrealistas, que al ser inalcanzables sólo logran desanimar—
Se les llama la generación "nini " porque ni trabajan ni estudian, como si se resistieran a la complicidad de involucrarse en mundo actual; como si los paralizara la impotencia de tratar de generar un cambio; el miedo a confrontar la crítica y el ridículo de ser diferentes.
No responden a motivadores externos…Los sienten como imposición que solo desmotiva, apagando su ilusión interior. Les agota el esfuerzo continuo, requerido para contrarrestar al sistema ; esfuerzo requerido para transformar la realidad objetiva e introducir su ideal, subjetivo,. Acaban rindiéndose ante la ley del menor esfuerzo, la flojera. Ceden, por complacer al orden de lo externo, contraviniendo su impulso interior. Acaban frustrados y enojados contra el mismo orden al que someten su ilusión. Se sienten nulificados, "obligados" a complacer .
Pareciera que la sociedad desmotiva su creatividad, rindiendo estéril cualquier esfuerzo…reduciéndolos a la inmovilidad de la apatía. Sólo los motiva su individualidad.
Su sexualidad ya no es reproductiva sino placentera. La diversidad sexual amplía el espectro de oportunidades de establecer lazos de intimidad. La intimidad compartida ratifica su identidad personal, que reflejan en el espejo del otro. El placer se vuelve un escape y los libera , solo para confrontarlos al terror del compromiso, que los amenaza con un encadenamiento " para siempre". Anteponen la expectativa de lo peor, a la esperanza, sin asideros de fe. Limitan la realidad a la percepción de sus cinco sentidos.
Viven solo por hoy; solo para hoy; aspirando a la satisfacción inmediata con intolerancia a la frustración del contravenir de sus deseos.
En el presente, buscan acompañamiento de su desolación y aceptación en la complicidad de la identificación. Crean bandas y grupos de jóvenes que se juran solidaridad incondicional. Se vuelven familia extendida.
Los jóvenes están estructurando un andamiaje de valores propios. Han desarrollado una lealtad basada en la aceptación mutua, y no en el juicio. Están rescatando el derecho inalienable a ser felices, no por mérito propio, sino como derecho existencial. Están encontrando en el ritmo y la música, el compás que marca su "tempo propio"….acallando el grito de la demagogia por seguir una superestructura impuesta por políticas ajenas. Su generosidad surge de compartir secretos, sin límites de pudor o recato.
Se transforma el paradigma de la familia nuclear. Sus familias son más pequeñas, determinadas por alianzas de equilibrio socio-económico. Sus familias son más interactivas con equidad sexual y responsabilidad compartida; sus hijos son formados por su entrono inmediato, los medios y los amigos, en la ausencia de padres, trabajadores.
La juventud, ante la desesperanza desbanca a Dios-como patriarca…endiosan a la equidad y a la mutualidad. Re-direccionan la búsqueda de Esperanza en la creatividad, re-creando su realidad cada minuto y siguen al compás de la indignación.
Trabajar con adolescentes nos confronta con el adolescente interior. Obligarlos a limpiar su cuarto nos obliga, primero, a limpiar el closet.